El Málaga, después de la pequeña diáspora de jugadores insignia en verano, ha visto cómo futbolistas que contaban poco están sacando las castañas del fuego.
La Costa del Sol vivió la temporada pasada un sueño que alcanzó su clímax con la clasificación para la Champions League en cuarta posición de la Liga. El ambicioso proyecto del jeque Al Thani comenzó a tomar una forma bastante competitiva en el verano de 2011, cuando llegaron a Málaga jugadores de la talla de Mathijsen, Monreal, Toulalan, Van Nistelrooy, Isco, Joaquín, entre otros, y como pilar fundamental al asturiano Santi Cazorla.
Todo pintaba muy bien en la ciudad andaluza, pero este verano fue muy movido. Los problemas económicos acecharon al club boquerón y hubo filtraciones de que los jugadores no estaban cobrando sus fichas.
Esto ocasionó que la UEFA amenazase al Málaga con no permitirles jugar la Champions. Para solucionar todo este embrollo, la directiva malaguista tuvo que vender varios de sus jugadores más competitivos y así solucionar el tema económico. Mathijsen, Van Nistelrooy, Rondón y Cazorla hicieron las maletas con destino a otros clubes.
La afición malagueña se vino abajo después de perder a varias de sus estrellas, pero La Rosaleda recuperó la sonrisa cuando su equipo logró meterse en la fase de grupos de la Champions tras eliminar en la previa al Panathinaikos. Para más alegría de la grada malaguista, han surgido nuevas figuras en el vestuario con la intención de cubrir el hueco de los que ya han abandonado el club y otros que, a pesar de estar ahí el año pasado, han mejorado su rendimiento.
Este es el caso de Willy Caballero. Llegó a Málaga en febrero de 2011 después de que todos los porteros del conjunto blanquiazul se lesionaran, siendo el último de ellos Sergio Asenjo. Pronto se hizo con el control de la portería de La Rosaleda, pero en el pasado mercado invernal llegó competencia dura para el argentino: el arquero camerunés Kameni, procedente del Espanyol. La gran mayoría de la afición costasoleña pensaba que el africano, tarde o temprano, se haría con la titularidad, pero Willy mantuvo el tipo, aguantó la presión y ha mejorado su rendimiento notablemente.
En la zaga, tras la marcha de Mathijsen no estaba claro quién sería el compañero de Demichelis. Pellegrini apostó desde el principio de esta campaña por Welington, un hombre que lleva seis temporadas en la disciplina blanquiazul. La confianza del ‘Ingeniero’ le ha servido al central brasileño para ganar confianza y asentarse en el centro de la defensa malaguista.
Los datos hablan por sí solos, ya que Weligton disputó la pasada campaña un total de veinte partidos, en los que estuvo en el césped 1,787 minutos, y este año ya ha disputado once encuentros y 990 minutos. Por lo tanto, el carioca ha intervenido más de la mitad de veces que el pasado año, estando aún en octubre.
Otro hombre que ha aumentado su participación notablemente es Ignacio Camacho. El canterano del Atlético de Madrid aterrizó en la ciudad andaluza en el invierno de 2011.
Comenzó teniendo importancia, pero la pasada campaña, con la llegada de Toulalan, pasó a un segundo plano.
Este año el francés ha tenido continuos problemas físicos, por lo que Pellegrini ha tenido que recurrir al mediocentro maño para cubrir esa baja, y la jugada le ha salido redonda, ya que el rendimiento de Camacho está siendo mejor de lo que pensaba el más optimista.
Al igual que con Weligton, los datos son la mejor forma de demostrarlo, y en este caso son más significativos aún. La pasada temporada disputó 861 minutos repartidos en catorce partidos distintos, mientras que en esta nueva campaña ya ha jugado más minutos, 920, aunque en menos choques, once.
El relevo más difícil de encontrar era el de Cazorla, pero parece que ya hay sustituto, y además, canterano. Se trata de Portillo, un hombre que debutó con el primer equipo malaguista en 2010, año en el que tan solo jugó un partido.
La campaña siguiente fue más prolífica para el mediapunta malagueño, que llegó a jugar diecisiete encuentros, pero la pasada temporada, con el cúmulo de estrellas que había en el vestuario de La Rosaleda, el canterano solo participó en dos choques. Este año Pellegrini ha decidido apostar fuertemente por él y Portillo está respondiendo en los ocho partidos que ha disputado con la elástica malaguista.
Por último, la irrupción más sorprendente del Málaga ha sido la del adolescente camerunés Fabrice Olinga, que el dieciocho de agosto, en el partido ante el Celta, se convertía en el goleador más joven de la Liga con solo dieciséis años.
La ausencia de delanteros en la plantilla costasoleña por aquellas fechas ocasionó que el joven africano fuese de la partida en Balaídos, pero su participación no ha ido más allá. En total, ha disputado cuatro partidos, dos en Liga y dos de previa de Champions, en los que ha anotado un gol y ha disfrutado de 210 minutos sobre el césped.
En definitiva, el Málaga, a pesar de todas las bajas que ha sufrido, se ha sabido recomponer y aprovechar los recursos de los que disponía en el vestuario para seguir siendo competitivos, dar el do de pecho en Champions y seguir en la pelea por los puestos de privilegio en la competición doméstica. La Rosaleda, a pesar del verano tan turbulento que sufrió, sigue sonriendo.