En fútbol, se crean innumerables caminos que se entrecruzan, separan y vuelven a converger. En Belgrado, cuando la carrera de Antonio Rukavina (Belgrado, 26 de enero de 1984) comenzaba a tomar velocidad desde que fichara por el Partizán en enero de 2007, procedente del Bezanija, coincidió con Miroslav Djukic.
El actual técnico del Real Valladolid, poco después, tomaría las riendas de la selección nacional de Serbia, dejando un equipo que lo marcó. Y ambos casi conocen el éxito completo con la selección sub 21 de su país, a la que Miroslav dirigía y de la que Rukavina formaba parte. Pero cayeron en la final del Campeonato Europeo de esa categoría ante Holanda.
Era verano de 2007. Serbia se jugaba acceder a la Eurocopa de 2008 que, posteriormente, encumbraría a España. En sus filas, Rukavina esperaba la oportunidad de debutar con la absoluta. Enfrente, Finlandia.
El inefable Javier Clemente, extécnico del Real Valladolid y seleccionador en ese periodo de Serbia, decidió que el momento para un lateral con proyección ofensiva como Rukavina debía llegar. Y debutó, consiguiendo, además, el triunfo por dos goles a cero.
Su estancia en el conjunto nacional se prolongó hasta el Mundial de Sudáfrica de 2010, con veintidós partidos a sus espaldas. Pero en el campeonato mundial, delante de él, en la titularidad, residía el actual lateral diestro del Chelsea, Ivanovic, por lo que su rol debía comprenderse desde la suplencia. No llegó a jugar minutos bajo el mando de Radomir Antic.
En el sector derecho de la defensa del Partizán permaneció pocos meses. Los ojos del actual campeón de la Bundesliga, el Borussia de Dortmund, se fijaron en él y, con dos millones y medio bajo el brazo, el histórico alemán se hizo en enero de 2008 con los servicios del lateral.
Sin embargo, en su primera etapa fuera de su país de origen, Antonio Rukavina no prosiguió con su aceleración. Disputó catorce encuentros en Bundesliga y, en su última etapa a primer nivel fue partícipe en cinco partidos, debutando en Europa frente al Udinese. Pero su caché disminuía y terminó por salir cedido a la segunda alemana, o Bundesliga 2. A otro equipo clásico como el Münich 1860.
Allí, volvió a exhibir las cualidades que lo llevaron a la selección nacional serbia y al máximo nivel de una de las ligas con más futuro, la germana. Y se hizo un hueco que iba agrandando conforme acumulaba minutos y partidos con la elástica muniquesa, convirtiéndose en uno de los futbolistas más apreciados de la hinchada. Con la camiseta del Münich 1860 ha disputado 112 partidos, repartidos en tres temporadas completas más una media –en la que llegó cedido- en el equipo bávaro.
Tras finalizar el contrato que lo vinculaba a los alemanes, escuchó los cantos procedentes de un equipo recién ascendido, del que se escribían loas en España por el juego que impulsaba un viejo conocido, Djukic. La canción le sonó tan melódica, tan pegadiza, que aceptó dejar una liga alemana en alza –aunque, en su caso, salte desde la Bundesliga 2 a La Liga- por la competición denominada ‘de las estrellas’. En Valladolid, quiere hablar el mismo idioma que su entrenador.
Ahora, con 28 años de edad, este lateral derecho con recorrido en el carril derecho y potencia física, aunque no muy alto -1, 77 metros de estatura- firma gratis con el Real Valladolid por tres temporadas, hasta el 30 de junio de 2015. Su valor de mercado es, actualmente, de un millón de euros, según transfermarkt.