Chus Rodríguez, director de Radio Marca Valladolid y conductor de ‘Hablando en Plata’, analiza la temporada de Víctor Pérez, uno de los hombres de la temporada en el entramado de Miroslav Djukic.
La figura de Víctor Pérez es la del jugador revelación del Real Valladolid. La gran apuesta de Miroslav Djukic junto con la reconversión de Jesús Rueda en central.
El del albaceteño fue el primer fichaje de la temporada, pero no el primer presentado. Suárez no se atrevió a estrenar la ronda de caras nuevas con un jugador con mínimo bagaje en el fútbol profesional. Retrasó el anuncio de su incorporación hasta una filtración.
Fue una incorporación recomendada por mucha gente, pero sorprendía -y también hacía dudar- el hecho de que un equipo que luchaba por la permanencia en segunda apenas le hubiera dado minutos.
La Sociedad Deportiva Huesca dejó escapar un tesoro que Onésimo no se atrevió a pulir. Con humor, el entrenador vallisoletano habla de que su calidad era excesiva para el rol que él buscaba en sus mediocentros, una forma muy fina de reconocer un error.
Víctor Pérez es sublime, pero es sobre todo diferente. Sólo el cansancio le ha limitado en ciertas fases de la competición. Sin embargo, aunque en varios encuentros mostraba síntomas de fatiga, bastaba un ramalazo y un detalle para aumentar su nota de suficiente a notable.
Con ‘el arquitecto’ Álvaro Rubio como pareja de baile se crece; con Mehdi Nafti asume galones ofensivos. Se entiende con los de su talento, con ‘el mago’ Óscar González especialmente. Y no acostumbra a rendirse en tareas defensivas, aunque por sus características pueda parecer propenso a desentenderse de éstas.
Víctor Pérez fue incógnita, pero hoy es presente y futuro después de convertirse en una de las figuras inolvidables en este ascenso. Es la revelación silenciosa de un fijo en la plantilla de la próxima temporada, siempre que ningún otro club suba la apuesta por un jugador que promete muchas alegrías a Zorrilla. Las expectativas colmadas y creadas lo son, en definitiva, por méritos propios.
Su crecimiento en el campo ha seguido el paso ligero de la evolución de su actitud y jerarquía dentro del vestuario. Tímido como pocos, ha ido ganando enteros delante de los micrófonos y de los compañeros. Para el recuerdo, su golazo frente al Alcorcón, equipo en el que jugó y al que acaba de dejar en la estacada, junto a sus compañeros, por cumplir el sueño de debutar en la primera división.