Rubén Arranz recuerda algunos de los peores momentos de los dos años de travesía por la segunda división del Real Valladolid.
Como dijo Mendilibar desde el balcón del Excmo. Ayuntamiento de Valladolid en la fiesta del ascenso 2006/07: «¡Hemos parido un bebé de primera, espero que dure muchos años!»
En aquella ocasión nos duró tres años, luego desgraciadamente entró en coma la temporada 2009/10 pero ahora, en la 2011/12, ha vuelto a despertar. Ya hemos llegado y hay que hacer todo lo posible por quedarnos muchos, muchos años.
Hay gente que habla de la pasión del fútbol, pero yo solamente puedo hablar de la pasión que se siente con el Pucela. Reir, llorar, divertirse, cabrearse, pasarlo mal, pasarlo bien y, por supuesto, amar a tu equipo.
Un sentimiento como ése es indescriptible, por eso, bajar al infierno es un palo muy gordo. El sufrimiento que se pasa estando en segunda, donde las temporadas son interminables, -sobre todo si las cosas salen tan nefastas- es insoportable. No ves la luz, te cambia el humor, el carácter y todo se ve oscuro.
En estas dos temporadas en segunda me quedo con dos momentos, el antes del partido ante el Recreativo de Huelva la temporada 2010/11 y el después del mismo. El antes fue insufrible, íbamos en picado camino de la Segunda B, el pozo de los pozos donde muy pocos salen de allí. El después nos hizo empezar a ver la luz, conseguimos remontar y meternos en promoción de ascenso, no conseguimos subir por factores que ahora no merece la pena recordar pero labramos un camino que hoy hemos terminado del todo.
Pero ahora volvemos a estar estamos en primera. Lo hemos conseguido. Yo aún no soy consciente de ello, no me lo termino de creer, pero la alegría, las lágrimas derramadas durante el camino y el subidón de saber que estamos, de nuevo, en nuestra casa, nuestro sitio, nuestro lugar natural merecen y mucho la pena.
Lo podemos decir todos bien alto y bien claro ¡ESTAMOS EN PRIMERA! Y a todos aquellos que me dicen que es sólo fútbol, que no hay que sufrir tanto, ni llorar yo les respondo: «¡No es fútbol!, es el Real Valladolid, mi pasión, lo que amo, donde Dios quiso que yo naciese».