Daniel Martín, colaborador en AS y Cadena SER Valladolid, habla sobre el mediocentro franco-tunecino, un jugador que desapareció del once con la entrada de Rubio, pero que ha vuelto a ser importante sobre el césped en los últimos encuentros, los cruciales por el ascenso.
Carácter, posicionamiento, fuerza, intensidad, trabajo, son alguna de las características que atesora Mehdi Nafti (Toulouse, veintiocho de noviembre de 1978), mediocentro franco-tunecino del Real Valladolid.
Un futbolista diferente, habla cuatro idiomas, árabe, inglés, francés y español y sabedor de que el trabajo es la única vía que te lleva al éxito. En su carrera siempre jugó en las grandes ligas europeas. Toulouse, la ciudad que le vio nacer, fue su punto de partida, tres temporadas en las que rayó a gran nivel, a su vez llegó a jugar en las categorías inferiores de la selección gala. Llegó a alcanzar la sub-20, pero tras ello decidió competir con Túnez.
Con la selección africana jugaría el Mundial de 2006 en Alemania, disputando la primera fase en el grupo de España. Pero su gran éxito llegó en la Copa de África de 2004, en la que las Águilas de Cartago se alzaron con el campeonato.
Llegó a España en el 2000 para jugar cinco temporadas en el Racing (cuatro en Primera), siendo titular indiscutible y marcando tres goles.
Su buen hacer le llevó a Inglaterra en 2005, 1’3 millones dejó su fichaje por el Birmingham en las arcas cántabras. Allí jugó hasta 2009 cuando emprendió rumbo a Grecia, el Aris de Salónica de Héctor Cúper fue su destino. Fue el pasado mes de enero de 2011 cuando recibió la carta de libertad, y decidió regresar a España, esta vez para jugar en el Real Valladolid.
Las dudas a su llegada, no obstante tenía 32 años y la sensación de que estaba en el ocaso de su carrera, fueron disipadas de un plumazo por el tunecino. Disputó su primer partido en Huelva (jornada 24), ese día el Valladolid, con Abel Resino en el banquillo estaba más cerca de la Segunda B que del objetivo real, los puestos de ascenso a primera.
Se ganó, Nafti fue titular por primera vez y ya sería un fijo en el once hasta el final de temporada, sólo se perdió el empate ante el Cartagena por cumplir ciclo de amonestaciones. Además, marcó su único gol, en la goleada por 5-1 ante el Córdoba, el equipo llegó a disputar el play-off con el fatídico desenlace en Elche.
Esta temporada, en su último año de contrato (firmó por dieciocho meses), el franco-tunecino se erigió en el inicio de temporada como eje clave en la zona central del campo para Miroslav Djukic. Su labor, invisible para muchos, es esencial para que otros sean los que ocupan los focos y la atención de los medios.
Timón junto a Víctor Pérez del mediocampo pucelano, Nafti contó con la confianza de Djukic en los dos primeros tercios de la temporada. En Elche, en la jornada 28, estaba sancionado y ese día Rubio se iba a hacer con el puesto. No serían buenos tiempos para Mehdi, que sólo fue titular ante el Huesca en la 34, pero fiel a sus propósitos siguió trabajando.
No es agradable jugar por la lesión de un compañero, pero la oportunidad le llegó en la antepenúltima jornada ante el Recre, el equipo estaba inmerso en esa pelea titánica con el Celta por un puesto directo y Nafti volvía a ser un jugador clave sobre el que giraba el juego pucelano.
Apartir de ahí, hasta hoy, acumula seis partidos seguidos siendo titular, y será uno de los once elegidos que saltarán de inicio en la última batalla ante el Alcorcón. No es nada nuevo para él, pues consiguió el ascenso a Primera con el Racing en la 2001/02.
Su carácter le llevó a protagonizar una de las escenas más tensas de la temporada cuando, asustado por la situación económica que estaba arrastrando él, y el equipo dijo esto: «Hay dudas, sólo tienes que preguntar a los empleados. La gente quiere saber dónde vamos. Sabemos dónde estamos, pero queremos saber dónde vamos y no lo sabemos».
De ello hizo borrón y cuenta nueva y -como sus compañeros- siguió adelante demostrando un claro ejemplo de profesionalidad admirable en los 36 partidos que ha disputado, 28 de ellos como titular, en los que ha acumulado 2.395 minutos. Ha dado una asistencia y ha visto once amarillas y una roja.
Contar con Nafti en tu equipo es sinónimo de entrega, de derroche, puede que no tenga excesivo talento, velocidad, acierte en los pases, pero jugando con intensidad y agresividad hace que sus deméritos no parezcan tales.
Miroslav Djukic fue consciente de ello y confió en él. Sólo la aparición estelar de Álvaro Rubio le detuvo, pero llegado el momento de la verdad, como líder invisible y silencioso, ha aportado su experiencia en el sueño hecho realidad.