Se cumplen treinta años desde que, el veinte de febrero de 1982, el estadio Nuevo José Zorrilla fuese inaugurado con un Real Valladolid Deportivo – Athletic Club de Bilbao. El Mundial de ese mismo año lo mostró al mundo.
En la vida, nada tangible es eterno. El ser humano llega, experimenta y se va. Los sentimientos y vivencias pertenecen a otra clasificación inabordable, pero ligada intrínsecamente al mundo del fútbol.
Los recuerdos, en su gran mayoría, nacen en un escenario común para el aficionado, el estadio de fútbol. En Valladolid, el Nuevo José Zorrilla cumple treinta años como paisaje en el que se han desarrollado miles de historias personales, ligadas al club que aún hoy allí mora, al Real Valladolid.
Muchos de los actuales socios del equipo blanquivioleta no habían nacido y aún les restaban años para ello; otros se movían en carritos de bebé; y un numeroso grupo había visto cómo el viejo José Zorrilla se quedó pequeño para albergarlos.
El equipo de la ciudad retornaba a primera división, volviendo a ocupar una reducida cavidad que, con el tiempo, se convirtió en un terreno espacioso, dotado de más aire para poder respirar. Incluso, para conseguir algún trofeo.
En el Viejo Zorrilla no existía infraestructura suficiente para reunir a una amplia hinchada cuya familia no dejaba de crecer. La oportunidad idónea esperaba a las afueras de Valladolid, en mitad de aquellos terrenos espacios donde el club pucelano se mudaría.
Aires de cambio azotaban al panorama del deporte español, y más concretamente al del balompié, con la elección de España como organizadora del Mundial de Fútbol de 1982. El Real Valladolid, de mano de Gonzalo Alonso, pidió que la ciudad se convirtiera en una de las sedes elegidas para disputar algunos de los partidos. La condición residía en la construcción de un nuevo estadio. Un Nuevo José Zorrilla.
La petición fue aceptada, por lo que había que ponerse manos a la obra. Velocidad supersónica mediante, el estadio terminó de ser construido en enero de 1982. El encuentro que eligieron para inaugurarlo enfrentó al Real Valladolid Deportivo y al Athletic Club de Bilbao. Y el día, un veinte de febrero de 1982 perpetuo en la historia de la entidad castellana.
La expectación generada acompañaba las tertulias de los habitantes de Valladolid antes del nacimiento de la nueva casa del Pucela. El primer partido jugado en el estadio Nuevo José Zorrilla se saldó con victoria para los blanquivioletas por un gol a cero –tanto de Jorge Alonso- y pudo ser visto por muchos más de los asistentes al estreno de la nueva joya pucelana gracias a TVE.
Antes de la esperada cita mundialista, el Nuevo José Zorrilla albergó, igualmente, la final de Copa del Rey entre el Real Madrid y el Sporting de Gijón, decantada para el cuadro blanco gracias al triunfo por dos goles a uno. Una vez terminada la final, y con pocos meses de vida, el estadio recibió un mote por parte de la prensa que ha cargado desde entonces. ‘El Estadio de la Pulmonía’.
El Mundial ’82 dejó varias anécdotas en unas gradas blanquivioletas del José Zorrilla que presenciaron tres encuentros, entre Checoslovaquía, Francia y Kuwait. Una de ellas lleva la firma del mítico Antonin Panenka, quien logró dos goles de penalty, uno en cada partido.
Otra corresponde al célebre francés Platini, que también conoció el sonido del gol, en Zorrilla, en la goleada ante Kuwait. Y una última y muy extravagante la protagonizó el príncipe-jeque Fahid en el enfrentamiento de los kuwaitíes y los franceses. Visiblemente enfadado, realizó aspavientos que instaban a los futbolistas de su nación a abandonar el terreno de juego. Para más inri, saltó al césped a recriminar al árbitro la concesión del gol, ya que en la jugada que lo precede, los jugadores kuwaitíes se habían frenado al escuchar el pitido de un silbato. El gol se anuló y el árbitro de aquel partido, Miroslav Stupar, no volvió a pitar jamás.
Dos temporadas pasaron desde la celebración de aquel Mundial ganado por Italia, y la hinchada pucelana volvería a tener motivos para la alegría. Era la temporada 1983/84. El Real Valladolid, cuyo capitán era Moré, llegó a la final de la Copa de la Liga. El rival, el Atlético de Madrid. Los vallisoletanos empataron a cero en el Vicente Calderón, pero el Nuevo José Zorrilla dictaría una sentencia que llegaría en el tiempo de prórroga con tres goles pucelanos para la historia. El Real Valladolid se hacía así con su primer y único título nacional. Un trofeo que les dio acceso a la Copa de la UEFA. El Nuevo José Zorrilla sería testigo de su primera participación europea.
En unos años ochenta prolíficos para la entidad pucelana, en la campaña 1988/89, el equipo blanquivioleta alcanzó la final de Copa del Rey, en la que cayó ante el Real Madrid. Se terminaba la década con una derrota por uno a cero, pero también con el acceso, por segunda vez en la historia del club, a Europa. En la Recopa, gozaron de un insólito protagonismo, si bien cayeron en cuartos de final frente al Mónaco en la tanda de penalties.
El último viaje a Europa del Real Valladolid se hizo en el curso 1997/98, pues en la temporada anterior habían finalizado el campeonato liguero en una séptima posición que les dio las llaves de la Copa de la UEFA. En ella, el Spartak de Moscú segó las ilusiones de los vallisoletanos con un triunfo en Zorrilla por un gol a dos en los dieciseisavos de final.
El Nuevo José Zorrilla dejaría de vivir noches europeas para observar como el Real Valladolid se acostumbraba, más aún, a moverse en el alambre del descenso y de los cambios.
También, vio con sus impasibles ojos cómo un entrenador vasco, llamado José Luis Mendilibar, cogía las riendas de un equipo que cumplía su tercera campaña consecutiva en la liga de plata y ascendía a primera división como campeón de segunda y con un récord histórico de 88 puntos que todavía hoy muchos anhelan superar.
Por último, ha sentido en la campaña 2009/10 la desazón de otro nuevo descenso en un vestuario partido; la transformación el pasado verano con la adquisición de la mayoría del accionariado por parte del presidente Carlos Suárez y la llegada de un entrenador, Miroslav Djukic que, junto a un bloque compacto, pugna por volver a la primera categoría del fútbol.
Momentos que han ido construyendo la historia del Nuevo José Zorrilla en sus treinta años de vida. Ahora, en su madurez, echa de menos esas citas a las que se había acostumbrado.