El mediocentro cordobés Javier Hervás, de sólo veintidós años, lidera a un grupo de futbolistas cuyo reto, novedoso, se presenta apasionante. Representan la concepción del juego ofensivo y seductor.
La ciudad de Córdoba, hace siglos, llegó a ser el centro mundial de la cultura musulmana. Entre el año 961 y 976, durante el reinado del califa Alhaken II, la capital de Al-Ándalus vivió un impulso de la cultura y el conocimiento dado por el propio califa. En su tiempo de poder, caracterizado por la paz en toda Al-Ándalus, existía en la ciudad andaluza una de las bibliotecas más importantes, donde se almacenaban miles de libros. Eran las esmeraldas del califa.
En verano de 2011, Córdoba no podía hacerse una idea de lo que estaba por venir. Un nuevo ciclo se afrontaba al amparo venenoso de la ley concursal, cambios en la plantilla y un futuro, como tampoco parecía novedad, inconcreto. Entonces, de entre los escombros de aquella gran biblioteca olvidada, Paco Jémez encontró una piedra que desprendría un color y brillo inusuales. La trato con sigilo y cuidado, sabedor de su valor.
Desde el silencio del anonimato, Javier Hervás (Córdoba, 1989) trepó durante siete temporadas en la cantera cordobesista, consiguiendo llegar al primer equipo el verano pasado. Desde ese silencio, irrumpió con vehemencia en el Nuevo Arcángel, dejando asombrados a todos los sufridos seguidores. Había nacido una razón más para confiar en el Córdoba.
A quien no le sorprendió tanto el crecimiento de Hervás fue al técnico cordobesista Paco Jémez, otro de los motores del equipo blanquiverde. En los inicios del torbellino levantado por el mediocentro, ya dejó claro que poseía el nivel necesario para poder escalar todavía a cotas más altas como la primera división. Depositó toda la confianza existente en la joven promesa; le dio la libertad necesaria para crear y desarrollarse.
Y en el Córdoba está disfrutando de esa oportunidad. Tanto, que clubes de alto nivel como el Real Madrid, Sevilla o Málaga se hicieron eco de su rendimiento en la segunda división y buscaron su fichaje en el mercado invernal. La actitud del jugador blanquiverde, respecto a los rumores y deseos de estos conjuntos por contar con él de forma inminente, fue en todo momento respetuosa hacia el club para el que jugaba. Todo hacía indicar que había alcanzado el grado de madurez necesario para dar un paso más.
Finalmente, prefirió comprometerse con el Sevilla antes que con el conjunto blanco -en principio, se uniría al Real Madrid Castilla para ascender a segunda división. El equipo hispalense pagó por él 1’5 millones de euros, convirtiéndose así en el jugador por el que el Córdoba ha recibido más dinero en su historia.
Jugará para las próximas cinco campañas en el Sánchez Pizjuán y su cláusula de rescisión será de veinticinco millones de euros. Declaración de intenciones. Sin embargo, Hervás permanecerá cedido en el Córdoba hasta final de campaña, para continuar luchando en el nuevo desafío. Su último desafío en el lugar donde empezó a deslumbrar.
Un Córdoba rodeado de elogios
En torno a Hervás y su clarividencia para leer el juego -organizador, posee calidad técnica, un gran desplazamiento de balón en largo y en corto, además de llegada-, una escuadra de futbolistas como Borja, Charles, López Silva o Garai están construyendo una realidad impensada hasta hace poco tiempo. Han sustituido el objetivo de la salvación por otro radicalmente más ambicioso: acceder a los play-off de ascenso.
El conjunto blanquiverde ha recibido, durante la primera vuelta del campeonato liguero, numerosas alabanzas por el juego mostrado. Paco Jémez ha introducido un estilo de juego interesante, y su plantilla lo ha sabido sistematizar. El equipo se ha de ordenar a través del balón, al que cuidan y procuran no perder. Posesión como seña identificativa. Juego amplio, gracias a extremos como Borja García -otra de las sensaciones de la campaña 2011/12- o López Silva y presión de forma constante y elevada.
No obstante, presentan un hándicap por el que el fútbol, pese a lo estético, puede resultar poco efectivo: la falta de gol, ya que en los veintitrés partidos disputados hasta la fecha, sólo han logrado veinticuatro dianas. Por el contrario, la portería cordobesista ha recibido, únicamente, diecisiete goles, permaneciendo como el equipo menos goleado de la categoría.
Con todo, el Córdoba se ha desentendido de su pasado más reciente, quiere entrar a formar parte de otras luchas deportivas más deseables y sueña con que el Nuevo Arcángel se llene para presenciar cómo, aquel club que no recuerda el olor de la liga de las estrellas, se fija otras aspiraciones.