Los blanquivioleta no han presentado ni una alineación idéntica en toda la primera mitad de temporada 2011/12. Sin embargo, los resultados llegan y el juego, también.
El Real Valladolid cruza el Ecuador. Tras veintiún partidos de liga ya disputados, los blanquivioleta se sitúan segundos en la tabla clasificatoria, gracias a los 39 puntos logrados en diez victorias y nueve empates. Si la liga finalizase hoy, Deportivo de La Coruña y Valladolid se convertirían en nuevos equipos de la Liga BBVA.
Aún estamos terminando esa famosa cuesta de enero que, sin embargo, al conjunto del técnico de Sabac se le ha convertido en una llana autopista donde han transitado puntos, victorias y sensaciones convincentes. El puzzle de Djukic encaja. Sus piezas, incluso las menos habituales, ensamblan como nunca antes lo habían hecho.
El proceso de acoplamiento a la idea que pretende enseñar Miroslav Djukic sigue su curso, dando sus frutos más sabrosos desde que llegó al Nuevo José Zorrilla.
En la Nova Creu Alta de Sabadell y en Guadalajara han sumado dos victorias consecutivas, situación inaudita, pues sólo habían ganado un encuentro a domicilio. Además, dichos triunfos dejaron un sabor más que agradable a la hinchada blanquivioleta, ya que se consiguieron de forma contundente, siendo superiores al rival y dejaron en anécdota incómoda el empate frente al Alcorcón.
Después del viaje de vuelta de Guadalajara, con tres puntos más y una vista mucho más despejada de lo que queda por venir, Djukic pudo dormir tranquilo. ¿Por qué?
Desde que ha iniciado la temporada, el Real Valladolid ha dibujado un once diferente por cada partido disputado en Liga. Veintiún partidos, veintiún dibujos, una misma idea. Si bien es cierto que el tren blanquivioleta se ha trasladado a una velocidad lenta durante buena parte de la temporada, originando incertidumbre y empates en las distintas estaciones en las que paraba, con la llegada del nuevo año, todo parece cambiar.
Porque el once no es tipo, sino que existen diferentes tipos. Y todos están mostrando un rendimiento similar en el terreno de juego, lo que indica la aprehensión de unos automatismos fundamentales para intentar buscar el ascenso directo, única meta del Real Valladolid. Las consecuencias, los resultados.
En todas las alineaciones utilizadas por Djukic, algunos futbolistas han participado de manera casi completa. El que más tiempo ha permanecido en el verde con la camiseta blanca y violeta ha sido el mediocentro reconvertido a central Jesús Rueda, la alegre sorpresa. La ilusión para los que vienen desde abajo. El canterano ha disputado todos los encuentros posibles salvo uno, a causa de una expulsión. La confianza puesta en él por parte del preparador técnico es indudable.
Misma escena se presenta con Jaime Jiménez, guardameta titular en todos los duelos ligueros. El manchego, únicamente, ha estado ausente en el desplazamiento al Pedro Escartín para medirse al ‘Guada’, debido a la expulsión en la jornada anterior contra el Alcorcón. Dani Hernández, quien le sustituyó en el José Zorrilla, parando la pena máxima a Quini, ofreció un acertada actuación en su primera oportunidad como titular en Liga.
Otra de las sorpresas que ha deparado esta primera vuelta se ha vivido en el lateral derecho del cuadro pucelano. Una posición que podría ser protagonista de una breve historia de amor y desamor. Tekio, cuyo nombre parece olvidado, recopilaba tiempo e ilusión en un Valladolid que iniciaba su particular ‘era Djukic’. Saltar de tercera división al once fijo de un aspirante al ascenso suponía un reto imponente.
Pero, entonces, Djukic se fijó en Balenziaga como recambio de garantías, pese a ser zurdo, para la banda derecha. Desde aquella ‘mirada’, Balenziaga ha escalado posiciones en el ránking de fubolistas con más tiempo acumulado sobre el césped, subiendo al podio de minutos jugados, con 1530.
Si Rueda, Jaime y Balenziaga son caras memorizadas en las formaciones de Djukic, no lo es menos ni una de las revelaciones de la temporada, Víctor Pérez, ni el capitán Sisinio. El centrocampista, cuyo rendimiento significaba una incógnita para la gran mayoría de los analistas y aficionados, ha mejorado por cada partido, convirtiéndose en un líder de la medular. Organiza y brega. Se impone y ha mostrado su habilidad en el golpeo de balón. En total, ha sorprendido gratamente a los escépticos, participando en diecisiete citas ligueras.
Sisinio, en pocos meses, ha visto como su capacidad goleadora -hasta la fecha más que secundaria -ha aumentado. Tres tantos en Liga, para un jugador cuya media de goles por temporada es inferior. En el campo muestra su intensidad, esfuerzo y desborde, algo que Djukic ha sabido observar. Actualmente, está recuperándose de la lesión sufrida en el último partido en Zorrilla, apartado que no ha podido esquivar el capitán del Real Valladolid en la actual campaña.
El delantero Javi Guerra, sumado a Nafti y Óscar González, también suman los máximos votos en una hipotética alineación ideal, dentro de las disversas que se han dado hasta el ecuador de la competición. Son líderes, cada uno de su zona de influencia.
Guerra persiste con los goles -ya ocho-, el mediocentro Nafti construye muros en la medular y se erige como un ‘padre’ en el vestuario y Óscar fabrica fútbol entre líneas, asiste y marca. Tres referencias de un Real Valladolid en estado de crecimiento desde la llegada del 2012. Y crece, no sólo en el apartado goleador -pese a empatar en Alcorcón, las dos últimas victorias lejos de Valladolid se han saldado con siete goles en total-, sino también en defensa.
Si el delantero de Vélez-Málaga no está en condiciones aceptables para salir de inicio, Alberto Bueno, ya recuperado de sus problemas físicos, puede convertirse en un reemplazo fiable. Si no se reencuentra con el gol, puede ejecutar una asistencia que lo preceda. En sustitución de Nafti, cuando el centrocampista no esté disponible, esperan Álvaro Rubio y Javier Baraja.
La zona defensiva no ha quedado exenta de transformaciones a lo largo de las semanas. A la citada llegada de Balenziaga como lateral derecho y la supremacía de un Rueda que convive cómodo en el hábitat de central, se ha unido un compañero, Marc Valiente, al que nadie le piensa despojar de su derecho: ser central de inicio hasta final de campaña.
Su único enemigo, las lesiones. Cuando éstas llegaban, una de las perlas del Promesas, Víctor Mongil, lo sustituía, exhibiendo un nivel óptimo en la zaga; avisando de su futuro por delante en el mundo del fútbol. La posición del lateral izquierdo volvió a ser ocupada por Peña, un valor seguro en esa zona del campo, cuando Djukic seleccionó a Balenziaga para el flanco derecho.
Las alas del equipo blanquivioleta han sentido los cambios más que ninguna otra posición del once. Los jugadores que han fluctuado entre el banquillo y la titularidad en mayor medida, como Jofre, Nauzet o Marquitos, refuerzan la idea de que el banquillo del Real Valladolid está atravesando su momento más trascendental del curso.
El extremo catalán, titular en contra el Guadalajara, obró un bello gol y ha mejorado sus primeras actuaciones desde el banquillo. Nauzet, frenado por sus problemas personales, también contribuyó en el mismo duelo con otro tanto, de penalty a lo ‘panenka’. Marquitos, igualmente, obtuvo su primera diana de la temporada y del 2012 frente al Sabadell.
Por otro lado, la realidad de Manucho y Saná se analiza de modo distinto. El angoleño permanece en la actualidad en la Copa Africana de Naciones con su selección. Cuando vuelva, competirá con Alberto Bueno por hacerse con un hueco en la delantera pucelana. El delantero africano ha convertido tres goles, por los cuatro conseguidos por el talentoso atacante madrileño, aunque en menos tiempo jugado.
El cupo de historias extravagantes lo concluye Saná, que regresó de su singular exilio, aunque un poco después de navidad. El mediocentro portugués se ha arrepentido públicamente de las molestias generadas, lo que puede significar el inicio de un capítulo distinto en su trayectoria con el Real Valladolid. En su mano se posa la oportunidad, liberado de sus problemas psicológicos. Y en la de Djukic, que comience ha disfrutar de unos minutos apenas inexistentes hasta la fecha en su currículum.
Permutas, sustituciones, lesiones, rendimiento, confianza. Los equipos de fútbol, en segunda división, necesitan plantillas largas, porque la travesía es intrigante y extensa. Si esas plantillas, además de amplias, son competentes y se muestran unidas, el bloque se fortalece. Si en el vestuario del Real Valladolid impera un propósito común, otras veintún alineaciones diferentes, en veintiún encuentros distintos, valdrán por algo extraordinario.