A sus diecinueve años, ya se ha hecho con un sitio en el centro de la zaga del Promesas y Djukic le mira de reojo desde el primer equipo.
Hace tres años llegaba a la Residencia de Jugadores del Real Valladolid, Jordi César López Delgado (Alicante, 27-03-1992) procedente del Real Madrid. Desde entonces, ha ido escalando peldaños hasta debutar ya con el primer equipo en la Copa del Rey.
Fue un ocho de septiembre del 2011 cuando Miroslav Djukiv le brindó la oportunidad de disputar los últimos diez minutos ante el Nàstic, después de que el partido ya estuviese de sobra solventado.
Posteriormente, también fue convocado para la siguiente eliminatoria ante el Celta aunque no dispuso de minutos.
Antes de militar en el Real Madrid, se formó en el Club Atlético Montemar, de donde también han salido el sportinguista Miguel de las Cuevas o el herculino Samuel. Allí, Jordi estuvo enrolado entre 1999 y 2002. Posteriormente estuvo en el Alicante CF -dos temporadas- para, desde 2004 al 2008 formar parte del Hércules. Militando en la entidad alicantina, recibió el premio de participar en unos entrenamientos con la selección sub 16 junto a los Muniesa, Jordi Amat, Sarabia o Isco, entre otros.
Futbolísticamente hablando, en parte por tratarse de un jugador zurdo tiene la ventaja de su polivalencia, ya que también puede desenvolverse con garantías en el lateral zurdo y en el mediocentro. La pasada temporada, en enero dio, el salto desde el División de Honor al Promesas y acabó la temporada con el equipo filial.
Luego, ante la falta de efectivos en la zona trasera del equipo de Djukic, terminó realizando la pretemporada con el primer equipo. En el presente curso, lleva disputados catorce encuentros con el Promesas: doce de ellos como titular. Ya ha hecho tres tantos, una asistencia y acumula cuatro tarjetas amarillas y ninguna roja.
Es un jugador en constante progresión. Fuerte, con buena planta y buena salida de balón, rápido y de buen golpeo con ambas piernas. Es de esos jugadores que aporta tranquilidad al resto de sus compañeros. De seguir así, pudiera llegar arriba, aunque jamás sin caer en unos excesos de confianza que en ocasiones le juegan malas pasadas.