
El Real Valladolid de la juventud se presentaba en sociedad en el último día de un agosto tranquilo en materia de fichajes, reflejo de una planificación correcta durante la pretemporada. Sólo la marcha del lateral Barragán al Valencia enturbió la estabilidad de un equipo cuyo bloque de la temporada pasada se mantiene casi en su totalidad. La soledad del lateral derecho ha durado poco tras el fichaje de Valera, que vio el partido desde la grada.
El Real Valladolid salió en la primera mitad con un once tipo, presumiblemente el que va a utilizar frente al Córdoba en el próximo encuentro liguero, con la novedad forzosa de Tekio por Barragán. En dicho once, se aprovechó la velocidad de Marquitos y Sisinio, la movilidad y calidad técnica de Bueno como ‘9’, la inteligencia y complementariedad de los centrocampistas y la proyección ofensiva de unos laterales que jugaron bastante adelantados, como se requiere en un sistema 1-4-3-3.
Los jugadores en los que más confía el técnico no defraudaron, si bien faltó el gol que culminara unos primeros 45 minutos de fútbol atractivo, interesante y más eficaz si Javi Guerra se recupera pronto de su lesión. Un fútbol que el Getafe intentó parar a base de duros choques.
Los últimos 45 minutos los disputó un equipo íntegramente distinto. La meta fue defendida por el venezolano Dani Hernández, mientras que la línea defensiva rebajó la edad media del once titular: Mongil ocupó el centro de la defensa; Felipe, el lateral derecho. Aquino hizo de referencia, aunque sin éxito, mientras que Víctor Pérez ofreció detalles de calidad, en su mayoría plasmada en los pases que servía. Los extremos, Jofre y Nauzet, intentaban volar por las bandas.
Sin embargo, el espectáculo rebajó su nivel en el segundo periodo. El R.Valladolid no fue capaz de desplegar su mejor juego. El Getafe incrementó su posesión, pero tampoco ofreció una convincente sensación de peligro frente a un ‘pucela’ en pruebas. No fue capaz hasta que Casquero, en el minuto 86, batió a Dani Hernández, consiguiendo así el XXXVIII Trofeo Ciudad de Valladolid en Zorrilla.
Un estadio en el que se escuchó, durante la última media hora de encuentro, una banda sonora peculiar, interpretada por algunos de los 5000 aficionados que presenciaron la puesta de largo –no oficial- de Djukic en Valladolid. Y esa banda sonora iba dirigida expresamente para Pedro León, en su retorno a la capital castellana para jugar con el Getafe.