
Está comprobado. El Valladolid no carbura lejos de Zorrilla. Da la impresión de que el colectivo dirigido por Gómez añora su feudo cada vez que, forzosamente, se ve obligado a jugar lejos de él.
El técnico valoraba por este motivo, también por el rival, la importancia de sumar la segunda victoria consecutiva en Vallecas. Sin variar un 4-4-2 que, a estas alturas, es poco menos que inamovible, sí que introdujo ligeras modificaciones para aportar teóricamente mayor equilibrio.
Jesús Rueda acompañaba de inicio a Álvaro Rubio y Keita hacía lo propio en ataque con Guerra. Atrás, la apuesta era la continuidad de la habitual pareja de centrales Arzo-Valiente. Con lo que no contaba nadie era, precisamente, con que el más «fiable» hasta la fecha fallara de manera determinante.
Casi sin tiempo para que los dos equipos se asentaran, una mala cesión a Jacobo del ex-jugador sevillista habilitó a Armenteros para batir al portero blanquivioleta. Diez minutos de juego y un gol en contra: el escenario ideal para que el Pucela afrontara con tranquilidad un partido fuera de casa.
Sin llegar al bajón anímico de Girona varias jornadas atrás, lo cierto es que el conjunto blanquivioleta tampoco dio señales de vida en el Teresa Rivero. Lejos de apretar en busca del empate, el choque fue avanzando progresivamente hacia un mayor dominio franjirrojo.
Casi al filo del descanso Javi Fuego tuvo en sus botas el segundo en un disparo lejano que sacó Jacobo. Por fortuna, el portero ayudó a pasar el chaparrón o, al menos, a que escampara hasta la vuelta de vestuarios.
Tampoco se puede decir que Gómez no tratase de reactivar a los suyos. Viendo en la reanudación que el bloqueo mental persistía probó por introducir a Jorge Alonso en sustitución de un anodino Keita, poniendo al salamantino por delante del doble pivote.
Ni por esas. Armenteros volvió a ganar un balón suelto entre líneas, sirvió en profundidad a Lucas y el canterano rayista fusiló a Jacobo para poner el 2-0.
Con veinte minutos para el final, tocaba jugársela. Álvaro Rubio dejó su sitio a Antonio Calle y el Valladolid se fue arriba a la desesperada tratantdo de meterse de nuevo en el partido.
A punto estuvo de conseguirlo en una internada por la izquierda de Guilherme. El centro a segundo palo del lateral para la llegada de Jorge Alonso encontró a Casado, que desvió de manera providencial el disparo final del salmantino.
Lamentablemente, los apuros rayistas duraron poco. El tiempo en que el Valladolid volvió a hacer un regalo en su propio campo. Armenteros se adelantó a un mal pase de Rueda sobre Valiente, robó, arrancó por piernas y volvió a ejecutar ante Jacobo.
Nuevo traspiés del Valladolid fuera de Zorrilla que no termina de asentar su candidatura al ascenso.