
No se trataba de una final, pero sí de una prueba importante para comprobar la solidez del proyecto blanquivioleta. El Pucela visitaba el Ruiz de Lopera con la vitola de líder, condición que tras los 90 minutos de partido no seguirá manteniendo.
Prueba, por tanto, no superada. No obstante, afortunadamente, el choque no deja ningún daño que no sea reparable a corto, medio o largo plazo. Hasta la fecha, quizá habíamos podido entrever los aspectos más positivos de este Valladolid 2010/2011. Tras la jornada de hoy, también somos conscientes de los defectos que deben pulirse para seguir con opciones en la carrera de fondo por el ascenso.
Esa es la lectura positiva del encuentro. La negativa, al margen del resultado, es que el Pucela sólo ofreció mejores prestaciones cuando peor se le pusieron las cosas. Hasta el tanto de Israel, que remontaba el partido para el Betis, los blanquivioleta quizá no habían sido merecedores de llevarse algo de Heliópolis.
Porque la noticia más reseñable de la primera mitad es que el Valladolid fuera venciendo. Salvo un tiro al poste de Caffa, lo cierto es que el cuadro bético no había achuchado la portería de Jacobo. Pero tampoco Javi Guerra o Calle habían hecho lo propio ante Goitia.
De ahí que fueran las jugadas a balón parado las que rescataran el duelo del tedio. Y, en esa circunstancia, sobresalieron primero los de Gómez y, especialmente, Marc Valiente. El catalán, brillante en la labor defensiva, acertó a cabecear al primer palo un buen servicio desde la esquina de Álvaro Rubio.
Gol piscológico porque el tanto llegaba al filo del descanso. Sin embargo, a poco de la reanudación, el Betis devolvía la moneda al Valladolid, prácticamente de la misma forma. En esta ocasión, se invirtieron los papeles y fue Rubén Castro el que se anticipó a Jacobo para establecer la igualada.
El partido se abrió con el empate. Cuando parecía que el Pucela era el que mejor se acomodaba a las nuevas circunstancias, una contra del Betis bien conducida por Miguel Lopes desde la derecha la finalizó en gol el canterano Israel, libre de marca en área pequeña.
Las bandas fueron el auténtico talón de Aquiles de ambos conjuntos a lo largo de todo el encuentro. Pero el que lo pagó más caro, a posteriori, fue el cuadro blanquivioleta que vio cómo en los instantes finales se quedaba con un hombre menos por expulsión de Guilherme.
Pese a todo, el Valladolid lo siguió intentando con la entrada de Keita y Oscar. El Betis, por su parte, se limitó a aguantar el resultado dejando morir lentamente el choque.
Primer traspiés del Pucela que ve rota su imbatibilidad. Hoy toca dormir aprendiendo de las derrotas. El ascenso sigue estando tan lejos, tan cerca.