
Partido prototípico entre dos equipos que luchan por eludir el descenso a última hora. Mucha igualdad, tensión máxima y contadas gotas de calidad en ambos bandos. ¿Conclusión? Un previsible empate a cero que «perjudica», a partes iguales, a los dos conjuntos.
Pese a que Clemente optó al final por una defensa de cuatro, lo cierto es que el Pucela puso sobre el tapete del Heliodoro Rodríguez López más orden que juego. Los blanquivioletas se limitaron a estar bien situados y, pese a que sudaron el punto logrado, tampoco gozaron de oportunidades claras para hacerse acreedores a la victoria.
De hecho el partido sólo benefició por la emoción de algo más que tres puntos en disputa. Con el paso de los minutos y, tras un primer período más igualado, el equipo chicharrero se fue adueñando de la situación, llegando a tener embotellado por momentos al Pucela.
Jacobo, que sustituyó por lesión a Justo Villar, evitó las mejores ocasiones tinerfeñas. Sobre todo, una providencial salida para abortar un remate a bocajarro dentro del área de Dinei.
El cansancio físico, pese a todo, y el hecho de no traducir su dominio en goles, mermó en los últimos minutos a los de Oltra. El Pucela se vino entonces arriba, en el tramo final del encuentro y, de la mano de Nauzet y Canobbio, pudo haberse llevado la victoria. Un centro-chut de Diego Costa al que no llegó Keko por poco, y un disparo desviado de Baraja fueron las opciones que rozaron el gol.
A la postre, el miedo a perder terminó por hacer que ninguno de los dos equipos en liza acabase ganando. Empate que no ayuda pero que tampoco perjudica, ya que el Málaga –a expensas de lo que haga el Racing mañana– está empeñado en complicarse la vida.