El anterior sábado, mientras observaba con fastidio como el Barcelona de los seis títulos daba una paliza terrible al Pucela en Zorrilla aunque los blanquivioletas estuvieran plantando cara, se me ocurrió pensar en que ojalá Ghana vapuleara de la misma manera a la Angola de Manucho al día siguiente.
No fue así, y los ‘Palancas’ Negras no se llevaron un carro de goles, pero terminaron perdiendo por 0-1 y fue suficiente para que por fin Manucho vuelva a casa.
No es que los aficionados nos alegremos por la eliminación de nuestro único representante en la Copa de África, pero es que nos urgía la vuelta del delantero angoleño al equipo, que en los próximos días debería estar entrenando ya con total normalidad con sus compañeros en los anexos.
Y es que necesitamos ya a Manucho. Desde el último partido en el que jugó, contra el Sporting, coincide con la última victoria del Pucela. Tras ese partido, el bagaje ofensivo del equipo ha sido bastante bajo.
De hecho, se podría considerar como nulo, pues se han jugado cuatro partidos desde entonces y tan sólo se ha marcado un gol, que para más desconsuelo fue en propia puerta ante el Racing.
Incluso Diego Costa se ha mostrado mucho más apagado durante estos cuatro partidos y con menos chispa sin su compañero de baile arriba en la delantera.
Tras la marcha de Manucho a su país para ejercer como anfitrión junto a su selección de la Copa África, Mendilibar pareció darle un voto de confianza a Bueno ante Atlético y Getafe.
Pero no debieron de gustarle los resultados, pues el técnico vasco volvió rápidamente al bien conocido por todos sistema del 4-2-3-1. Ante el Barça, por ejemplo, aparte de Diego Costa en punta, jugaron por detrás de él Canobbio como mediapunta y Marquitos y Sesma por las bandas.
Se supone que con el regreso del delantero angoleño se volverá a poner en práctica el 4-4-2 con Diego Costa y el propio Manucho como referencia ofensiva.
Hasta ahora, el sistema de dos delanteros con el brasileño y el angoleño arriba lo ha podido usar Mendilibar en cuatro partidos, en los que se dejaron muy buenas sensaciones de juego y además se consiguieron seis de los doce puntos posibles.
Y eso teniendo en cuenta que uno de esos cuatro partidos fue la debacle ante el Tenerife en el que el Pucela se dejó empatar cuando ganaba por tres goles de diferencia.
Por lo menos, el retorno al mejor sistema que ha encontrado Mendilibar hasta ahora llega en el mejor momento, pues el partido de este siguiente domingo ante Almería se vaticina crucial para no caer en puestos de descenso.
Todo aquello que no sea ganar a los almerienses se considerará un fracaso para el Valladolid y, con total seguridad, para el aficionado también, pues hay muchas posibilidades de caer en los puestos rojos de la clasificación si no se puntúa este domingo. En el resurgimiento de Diego Costa y la vuelta de Manucho confiamos.